C/ Orense, 39
Metro: Puto Bernabeu (línea 10)
Cierra el domingo
Cañas: 1,60€ (Mahou)
Tapas: Croquetas
congeladas (por dos veces), empanadillitas congeladas, patatas con
pomada (alioli), alitas de pollo, papas con colesterol...
Especialidad: el ruido
Que las
jarritas que se beben los muchachos de las oficinas de la calle Orense y
alrededores no son una, ni dos, ni tres... queda contrastado visitando
los bares de AZCA, Avenida del Brasil, Capitan Haya y sobre todo Orense a partir de las 20 hrs. El que reúne mayor número de afterworkers, esos compositores de horas extras punibles en casa, es "Las jarritas". Cualquier día laborable
puedes encontrar recuas histéricas vestidas de Emidio Tucci que
intentan retrasar lo máximo posible la vuelta a casa. Esta masa supone
aproximadamente el 50% de la población oficinesca de Madrid. El otro 50%
es adicto al gimnasio.
A groso modo y, por supuesto, equivocándome, los afterworkers se dividen en las siguientes categorías:
1. Los amateurs que
se ven impelidos, por estúpidos convencionalismos, a beber con la gente
a la que rebanarían la traquea, con el fin de integrarse en el sanedrín
laboral. Estos se mojan los labios y miran el reloj constantemente con
la esperanza de que otro rompa el hielo yéndose a casa primero.
2. Los
que fueron novatos que, con la fuerza de la costumbre, le han cogido
gusto al asunto y tutean al director general a partir de la cuarta
ronda. Son adúlteros potenciales (sólo en potencia porque no suelen
pillar nada) y chismosos de departamento. Saben ristras de chistes a
cada cual más desagradable e inoportuno. Los domingos vegetan con la
parienta con la cabeza puesta en la juerga del lunes. No pueden frenar
la alopecia causada por el estrés.
3. Los "Gordon Gekkos"... suelen ser directivos y representantes. Van a gin tonic bar´s o putis para evitar mezclarse con sus subordinados. Han pasado por todas las fases previas. Aunque tengan mujer, hijo y perro nadie les espera en casa. Cenan bourbon y doritos mientras buscan bukkakes en internet.
"Si quieres un amigo cómprate un perro" es su lema.
También hay gente que sólo quiere tomarse algo después de un duro día de trabajo. Supongo que son la mayoría.
"Si quieres un amigo cómprate un perro" es su lema.
También hay gente que sólo quiere tomarse algo después de un duro día de trabajo. Supongo que son la mayoría.
Es
desconcertante que "Las Jarritas" esté tan lleno. Lo achaco a que es el
único de la zona que tiene pinta de bar guarro, no de decorado de
Cuéntame o de escaparate de Paul & Shark.
A los pijos ( o a los que quieren serlo) no hay nada que les ponga más
que darse un garbeo, sin salir de su zona segura, por allí donde asemeje
a los bajos fondos. Es una especie de aventura controlada, parecida a
la que viven quienes van a un resort
en el Caribe protegidos por las balas del ejército local, bajo el
influjo de un esnobismo deshonesto al que no pueden dejar de atraerle
las amenazantes pollas proletarias. En Las Jarritas no hay pollas
proletarias per se, sólo
pollitas que quieren medrar en un mundo forjado en ansiedades y
espejismos.
La cruda realidad es que es un bar mediocre con cañitas a 1,60€, que repiten aperitivo (nos pusieron dos
veces croquetas congeladas) y que nos sirvieron unas aliolis con la
patata hecha puré y la mahonesa ácida. Quizá lo mejor del local sean,
paradojicamente, los camareros. Digo paradojicamente porque, aunque nos
sirvieran esas tapas de mierda, me cayeron bien. Son currelas de tomo y
lomo que bregan como pueden a una clientela convulsa.
Mi compadre el Lolo intentaba seguir el ritmo de botijos que llevaban pero siempre estaba 2 o 3 cañas sobre par. Habría
necesitado un eagle para igualarles.
Lo peor... una planta sintética que hay de camino al baño de la que parece fueran a surgir los alienígenas de Cocoon, y constatar como, al margen de las conversaciones de trabajo y padel que confieren una cadencia uniforme y tediosa al bar, la gente no tiene mucho más que decirse.
Al mismísimo Don Draper se le revolverían las tripas al ver lo barata que se vende la ambición en Madrid.
Arnyfront78
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