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miércoles, 15 de julio de 2015

La Ribera del Manzanares

 
Paseo de la Virgen del Puerto, 5
Metro: Príncipe Pío (líneas 6, 10 y R) o Puerta del Ángel (línea 6)
Caña (no hay botellín): 1,20€ (Amstel)
Tapas: mejillones a la vinagreta, chistorra o salchichas con papas, chorizo, salchichón, jamón para los privilegiados.
Especialidades: chuletón, rabo de toro, salmorejo, entrecot de lomo alto, lacón con cachelos a la gallega, chuletitas de lechal, secreto ibérico, chopitos, sepia, bravas, papas ali-oli, gambas al ajillo, ensalada de escalivada, pimientos de Padrón, tostas (de solomillo ibérico, de foie con cebolla confitada, de pimientos asados con ventresca, de escalivada con anchoas, de queso de cabra con cebolla confitada)...
Menú del día por 9€ 

 

Hace un par de años o así, la cafetería Linz cerró sus puertas. El hedor a muerte llegaba hasta el Burger King de la esquina. Viudas de militares, matrimonios in rigor mortis y maras nonagenarias merendaban, diariamente, croissants a la plancha lacerados por los rayos de sol que conseguían atravesar los diques de laca que a duras penas podían sostener pelambreras sulfatadas por décadas de desgaste celular. 


Linz era, sin duda, una cafetería de cuidados paliativos; el punto de encuentro de ancianos o, mejor dicho, de viejos (basta ya de eufemismos), a los que ya sólo les queda la glotonería de media-tarde como aliciente frente a la expectativa de una muerte a cámara lenta. Pero los negocios no entienden de conmiseración. Décadas de arraigo se difuminan en un simple contrato de traspaso. Y así, con una firma en la línea de puntos y una transferencia bancaria, Linz pasó a ser La Ribera de Manzanares. De entrada, los cambios tenían buena pinta... se respetaba la barra elíptica en favor de la amplitud, se quitarón telarañas y se modernizó el look a pesar de ocurrencias algo abstrusas como meter una jodida farola de la calle o maridar a Janet Leigh con la obra de Juan de Herrera. 

Es obvio que los nuevos responsables son conscientes de la privilegiada ubicación del local junto al Madrid Río y la sala La Riviera. Esto permite ciertas licencias a la hora de gestionarlo, ya que la gente acaba entrando por mucho que traten de ahuyentarla. Pero es difícil hacer peor las cosas con tanta potencialidad. Desde el principio, la gestión ha sido un despropósito... atención esclerótica, cocina ramplona, cañas mal tiradas, aperitivos roñosos, personal  desorientado... todo ello denota pereza, desmotivación, ausencia de ideas, mezquindad de esfuerzos... por muy bien que les vayan las cuentas, necesitan la ayuda de Chicote. No sacan ningún partido a un Mercedes poniéndole el motor de una Rieju. 

Al principio, el caos era evidente. Te ponían el mismo aperitivo (mejillones a la vinagreta) ronda tras ronda, nadie te atendía, decenas de platos sucios se apilaban en la zona reservada para los camareros, las moscas sobrevolaban restos resecos... apenas había clientes y, sin embargo, parecía que se acabase de marchar un autobús petado de heavys manchegos. Ahora, la cosa pinta algo mejor, aunque tampoco mucho. No conozco a nadie del barrio (ni de puerta del Ángel ni de Virgen del Puerto) que diga: "vamos a tomar una cañita a La Ribera que ponen unos aperitivos del copón" o "en La Ribera las raciones son y están cojonudas". 

Vivir a costa de una parroquia reducida e inconstante, de viandantes confusos y, sobre todo, de rockeros, hipsters o bakalas que se toman el bocata y la caña en espera de entrar al concierto (si es que no llevan las mezclas hechas en botella de 2 litros), es tan arriesgado como presuntuoso.
Eso sí, todos los veranos se preocupan de poner en la terraza a una camarera voluptuosa que haga olvidar lo que hay sobre la mesa. Este año hay una morenaza trasatlántica con una popa tridimensional que es un imán de fontaneros, encofradores y jubilados románticos. Triquiñuelas, todas ellas,  que despistan durante un rato... lo que tarda en derretirse un helado. 

No sé si les va bien o mal, en cualquier caso les deseo lo mejor... respeto la ley del mínimo esfuerzo, soy un ferviente practicante, pero creo que tampoco haría falta mucho esfuerzo para convertir lo que ahora es una patera en, al menos, una Zodiac.
En su página web se vanaglorian de ofrecer "la cocina y el trato que, los clientes,  sin duda merecemos y esperamos". Si es así, merecemos y esperamos bien poco.... mejillones avinagrados.

Arnyfront78
       

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Madrid, Madrid
Vuelve la afamada fórmula de alcohoy y literatura como guía chusca del Madrid contemporáneo