C/ de la Cruz, 6
Metro: Sol (líneas 1, 2 y 3) y Sevilla (línea 2)
Botellín: 1,30 (Mahou)
Caña: 1,30 (San Miguel)
Tapas: jamón serrano, aceitunas, lacón, tortilla, cacahués, engrudos extraños...
Especialidades:
Lacón, pimientos de Padrón, bravas, empanada, alitas, callos,
albóndigas, calamares, bocadillos, platos combinados...
Menú del día por 9€
Tengo
ya unos cuantos años y buena parte de ellos los he consumido acodado
en barras mugrientas. Creía que había visto todo tipo de antros,
brebajes, comistrajos y situaciones grotescas, pero no es así.
Recientemente hemos vuelto a uno de los bares más costroso y deplorable
de la ciudad, el Nueva Galicia.
Encima fuimos acompañados por una amiga
franco-española que no daba crédito a nuestras querencias insanas. El
bar suele estar lleno, así que resulta difícil explicar a alguien
allende fronteras, por qué los bares infectos y corruptos son
consustanciales a la turbia cultura madrileña. En la visita anterior, un
camarero con uñas como navajas suizas rellenas de restos negros
parecidos al caviar nos cortó unas lonchas de paletilla rancia que
sabían a goteras de cisterna. Un aperitivo, sin duda, mejorable, pero al
menos definible. Lo de esta vez sobrepasa lo denunciable para decaer en
lo humorístico. Juzgad vosotros mismos... el plato fue fotografiado tal
y como lo trajeron y así quedo en la mesa.
¿Qué es?... supongo que
todos hemos dejado algo así, a las seis de la mañana, entre los coches
aparcados junto a una discoteca que está cerrando. Jamás me habían
puesto nada parecido. A mi chica tampoco. A su amiga tampoco. ¿En qué
está pensando un cocinero que hace algo así y un camarero/a que lo
sirve?... supongo que en nada bueno. Debieron creer que somos
cuadrúpedos. También nos podrían haber preparado un rincón con arena por
si nos daba por excretar.
Ante un aperitivo tan mucilaginoso caben dos
opciones: ir a los juzgados de Plaza Castilla con la plasta en un
take-away para que la envien a toxicología o bien, tomárselo a joda y
volver otro día para ver si el siguiente aperitivo supera al anterior.
Mejor reirse, ¿no?. Al fin y al cabo pasamos un buen rato. También lo
pasaba bien una cuadrilla de adolescentes de cuarenta años que, cubatazo
en ristre (las célebres jarras champion a 5€ cargadas hasta la mitad
con zyklon B) se asperjaban unos a otros al hablar con gotas de priba.
Buenos chavales... algo frikis, algo feos y algo pedorros...
informáticos seguro. Teorizaban con convicción sobre cómo se debe entrar
a las pibas, sobre lo que quieren (la seguridad que aporta el dinero) y
la clase de tíos que les gustan (por supuesto... hombres como ellos).
Escuchándoles lo único que me quedaba claro es que llevaban sin follar
lustros y que cuando lo han hecho ha sido con un datáfono de por medio.
Otros días están los que se han dado de hostias con medio Madrid sin
tener un rasguño en la cara y los que ganan tanta pasta que se van al
váter cuando el camarero trae la cuenta... inseguridades y complejos "on
fire" con la tercera copa.
La gran familia que regentó durante 27
años el bar ha traspasado el negocio a otra gente. Salvo por la citada
bazofia de aperitivo, todo parece igual... el cartel de la tarde en que
Avispado desangró a Paquirri en Pozoblanco, la foto de la selección de
futbol con las caras de los jugadores desfiguradas por la grasa, mesas
sin sillas, sillas sin mesas, manteles con bujeros y ese agrio olor a
rancio resultado de la letal combinación de comida caducada, sudor de
machos ungulados y mala ventilación. En definitiva, es lo más parecido a
una vieja y sucia tasca portuguesa, perdida en las fascinantes tierras
del Alentejo, con algún toque del exotismo romaní de Kusturica.
Nada que
la juventud madrileña más canalla y divertida no asuma como parte de su
adn. "Todo lo interesante ocurre en la sombra" afirma Ferdinand
Bardamu, proscrito entre sus congéneres.
De Galicia... ni rastro.
Arnyfront78
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