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viernes, 13 de septiembre de 2013

Bar José


C/ de la Palma, 62
Metro: Noviciado (línea 2)
Caña (no hay botellín): 1,50€ (Mahou)
Tapas: sandwiches de pasta de cangrejo y aceitunas con empanadillas chinas.
Especialidad: hacer lo imposible para que la gente no vuelva 



Cuando inauguramos la sección "Te sableamos pero como molamos" eramos conscientes de la dificultad a la hora de delimitar qué bares pueden encajar en ella. Nos referimos a sitios en los que por ser clásicos, por estar de moda o porque los barriles de cerveza que compran son de brent, suben los precios de las cañas como si de bienes suntuarios se tratasen. Hay una clara superioridad moral en esa perspectiva empresarial, ya que tienes que estar muy seguro de que manteniendo los precios altos puedes sobrevivir a la competencia. 


Pero es cierto que el establecimiento ha de tener cierta enjundia, algo así como una postura aristocrática frente al agresivo mundo hostelero; de ahí que hasta la fecha hayamos incluido dos bares decadentes pero atractivos como "Sagasta Vinos" (1,80€) y "Casa Parrondo"  (2€). Por ejemplo, en la vida incluiríamos la "Cervecería Sierra" aunque la caña sea más cara (2,40€), ya que que sablean pero no molan. Y por supuesto tampoco el "Bar José".  Allí la caña es indudablemente cara (1,50€) y huele a rodaballo. El bar es folclórico, purulento... está limpio pero tiene pinta de sucio... el calor es húmedo como en Saigón el 30 de abril de 1975 cuando cayó en las manos del vietcong; a ratos huele  a fritura de carroña y a ratos a desinfectantes industriales. 

La camarera asiática exhala aversión letal, como un "charlie" que trabajase silenciosamente para el enemigo. Para colmo un plato de alfarería chabacana, cargada con los típicos  chascarrillos machistas y bravucones que suelen comprar los que se sienten muy machos, amenaza a los clientes de la siguiente forma: "El pincho que aquí ponemos es obsequio del patrón. Si protestas lo quitamos, así que no seas protestón. No mires su tamaño, mira sólo la atención y no olvides que es un obsequio y no una obligación. y os saluda el patrón".  Pues bien, patrón José... ¡a obedecer estamos!

No recuerdo la última vez que oí el término "patrón" al margen de las pelis de narcos. Probablemente fue en "Novecento" o en "Los santos inocentes". Evoca a una España siniestra, a una relación laboral entre empresario y trabajador cercana al vasallaje. Debe ser cosa de los nuevos tiempos que se avecinan.  

Está claro, patrón, que los clientes no podemos exigir la cantidad, tamaño, color, olor e incluso existencia o no del aperitivo; pero aun podemos salir por la puerta que entramos y no volver más.
Comparando con el resto de bares de Noviciado ha sido una de las cañas más  caras, rancia y que con más desabrimiento he pagado (bueno no la pagué yo, pero como si la hubiese pagado) por la zona. Al contrastar, me parecería más barato un café expreso a 30€ en la plaza de San Marcos de Venecia.
Patrón José, menos mal que por tu bar vela la virgen de Guadalupe, si no... tendrías que usar el excedente de sandwiches de pasta de cangrejo que poneís de aperitivo para forrar cojines. 

 A la salida del garito nos preguntábamos, junto al gran Juanky "el segoviano" (con el que fuimos de birras), cómo es posible que haya bares limpios, con precios razonables y con trato agradable que se van al carajo ahogados por la parca crediticia, mientras otros siguen en pie a base de hachazos al bolsillo, trato denunciable y unas raciones guisadas en hormigoneras. 

¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?......


 Arnyfront78

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