C/ de las Aguas, 9
Metro: La Latina (línea 5)
Caña (corta): 1€ (Amstel)
Tapa: canapé de rollito de york relleno de Philadelphia, sandwich de ensaladilla con sombrero de york, canapé de chorizo, patata asada con Philadelphia, jamón... Pidiendo una doble hay aperitivo doble.
Especialidades: Tostas (a 3€), magro ibérico con tomate, lacón con pimientos, callos con chorizo, carrillada de ternera, tabla de ibéricos...
Caña (corta): 1€ (Amstel)
Tapa: canapé de rollito de york relleno de Philadelphia, sandwich de ensaladilla con sombrero de york, canapé de chorizo, patata asada con Philadelphia, jamón... Pidiendo una doble hay aperitivo doble.
Especialidades: Tostas (a 3€), magro ibérico con tomate, lacón con pimientos, callos con chorizo, carrillada de ternera, tabla de ibéricos...
Hasta hace aproximadamente un lustro ignoraba que en
la calle de las Aguas hubiera un pequeño teatro que da cabida a
representaciones modestas y extravagantes, afortunadamente ejecutadas a
pesar de un presupuesto enjuto, sacadas adelante
gracias al empeño de una gestión lúcida y al desinterés crematístico de
quienes actúan. Allí no he visto ninguna función, no me gusta el teatro;
pero me fío de las opiniones ajenas que transmiten credibilidad. Una de
esas opiniones es la de mi compinche PQ,
al que fuimos a buscar a la puerta del teatro un día de invierno de hace
cinco años.
Puede que, por aquel entonces, la Taberna Almería ya
estuviese enfrente de la sala pero no reparamos en ella. En la fiesta
antigua los campos de batalla no eran tan amables.
Una vez reagrupados fuimos a coger el coche, un Astra Merit al que en un
año y medio en mi poder le di peor vida que la que le da Charlie Sheen
a su tocha. Pero algún mamoncete de los que aparcan en doble fila y se
desentienden del coche para ir a tomar cañas
o incluso para irse a dormir a casa nos impedía salir. Íbamos lo
suficientemente cocidos como para no esperar a la grúa, así que cruzamos
el coche en la Carrera de San Francisco y allí lo dejamos. Me hubiera
gustado ver la cara de desconcierto del figura al
ver su coche en mitad de la calle, pero la noche nos esperaba. Creo que
acabamos intentando sacar un sofá por la puerta trasera del ContraClub,
pero esa es otra película.
Tabernas Almería en Madrid hay dos: la mencionada en
la calle de las aguas y otra situada en la calle Ferrocarril, en pleno
barrio de Delicias. Yo sólo he estado en la primera y he de reconocer
que supuso una grata sorpresa toparme con un
sitio en La Latina en el que pribar y zampar parecen tareas más
importantes que hacer amistades genitales. Es uno de los pocos de la
zona que no sólo recibe el goteo incesante de lamelibranquios nocturnos y
domingueros de rastro sino que durante toda la semana
conserva una fiel cartera de feligreses que a fuerza de compartir
espacio, tertulia y chatos han aprendido a afectarse entre sí.
Parte de
la responsabilidad (por no decir toda) de que la Taberna Almería sea una
gran familia, que parece aceptar a todo aquel
que aprenda a aparcar en casa sus miserias inconfesables, se debe a
quienes dan de beber. Son gente campechana, cordial y espabilada, que
actúa en esa distancia tan exigua que hay entre la complicidad y el
abuso, que sabe que en un bar el protagonismo recae
en la embriaguez. También el escenario y la comida ayudan. La
disposición del bar comprende dos plantas. La de arriba donde están la
barra, los taburetes y los clientes que beben de pie porque tienen
prisa o porque quieren dar palique al personal y la de abajo,
una pieza íntima, soterrada y húmeda donde las parejas más osadas pueden
practicar braille
mientras le dan al magro con tomate. La decoración es correcta,
gratamente comedida para lo que suelen ser las tabernas
tradicionales tendentes a un abigarramiento costumbrista y grotesco.
No
deja de haber horteradas de manual aunque tolerables como colgar
embutidos, bufandas de la Ponferradina, astas de cérvidos y un poster de
la temporada 2002-03 del Real Madrid en el que
destaca el prominente hueso frontal del primer australopithecus
que ha jugado en primera división: Fernando Hierro. La notable
limpieza, los azulejos aportuguesados y el precio de las cañas (1€) con
un aperitivo correcto compensan los desconchones de las paredes (sobre todo en
el angosto pasillo que conduce al retrete), el topicazo del índalo y las
mamarrachadas de algún que otro alborotador que vocifera opiniones que a
nadie parecen importar.
Siempre conviene
evitar las horas puntas y fines de semana. El sitio gana vacío. Y sin
duda alguna las tostas, raciones y cazuelas son una buena elección (muy
bien elaboradas) aunque en algunas racaneen en cantidad.
Es uno de los pocos bares de La Latina donde no se practica el canibalismo. Es de agradecer.
Arnyfront78
Después de leerte mucho, Arnyfront, no me puedo creer que alguien que escribe "desinterés crematístico" o "trasunto del gordo que revienta en El Sentido de la Vida" no le guste el teatro. Porque desde luego, el futbol te pega entre poco y cero... ¿Harás maquetas además de devorar libros y pelis? Cervezas, libros y pelis son bastante entretenimiento...
ResponderEliminarEspero que no dediques tus horas de buena prosa a perderlas delante de un ordenador oficinista. Si es el caso, mata el tiempo con el blog :)