C/Prado, 15
El pasado domingo 13 de octubre (día otoñal depresivo de
los de mañana perdida, periódico bajo el brazo y satisfacción por no
haber naufragado la noche previa), el equipo de Tabernomaquia aterrizó,
cuchara en mano, sobre los manteles de uno de
los restaurantes de la zona centro que más dará que hablar en breve. La
razón: simple y llanamente sus verduras.
De segundo llegaron las carnes... arrebatadoras pero demasiado intensas para mi gusto. Yo comí una carrillera que estuve merendando toda la tarde y Lidisinthenight unas almóndigas de venado que podrían haber mantenido en órbita a toda la misión del Apolo XIII, incluido el cohete. El resto del equipo peleó con la pluma ibérica, la carrillera con foie y una paletilla de ternansco rellena de verduras en la que sólo se apreciaba medio pimiento rojo. Sinceramente eché de menos un poco de guarnición verde que ayudase a filtrar sabores tan intensos.
Metro: Antón Martín (línea 1) o Sevilla (línea 2)
Especialidades: Las verduras de la huerta de Tudela
(pochas, cogollos, tomate con pimientos y boquerón marinado, alcachofas,
cebolletas confitadas, judias verdes, raviolis rellenos de puerro y
gambas...), las carrilleras de cordero lechal,
el solomillo al foie-gras, el patorrillo de cordero, la madeja, las
albóndigas de lubina, las kokotxas...
Precio: Excelente relación calidad/ precio... entre 35 y 50€ por persona.
También sus carnes y pescados
pero... vamos por partes. "Green & More", nombre apropiado para una
película de Guy Ritchie pero extravagante para
un restaurante de la huerta Navarra, desembarcó en Madrid, concretamente
en el barrio de Las Letras, desde la ilustre Navarra para evidenciar
la mierda de verduras y legumbres que comemos en la capital. Es una
gozada llevarse a la boca alcachofas, judías
verdes, pochas y piparras tan sabrosas, tiernas y al dentes a la vez;
guisadas en pelotas, sin abalorios, sin perder en ningún momento la
perspectiva de la materia prima como solista en el plato.
Pero al mismo
tiempo no deja de ser una putada, un contraste
cruel, volver al día siguiente a las berenjenas con piel de bota de trekking,
a las setas que tienen playas en sus poros y acelgas con hebras con las
que se podría encordar una Gibson. Es verdad que en los
distritos de Salamanca, Chamberí y Chamartín puedes encontrar las frutas
y verduras que exportamos a Alemania, pero claro, es probable que para
poder comprar un kilo de esas refulgentes picotas del tamaño de la bolsa
escrotal de un zulú tengas que vender un
riñón al cártel de Sinaloa.
Aunque los nombres de los platos sean kilométricos para satisfacer las pulsiones esnobistas de los clientes más chic,
lo que hay sobre la loza sólo entiende de franqueza. Al final, "las
alcachofas frescas de Tudela guisadas con jamón confitado" y las
"láminas de patata confitada en aceite de codillo de jamón con
borrajas", dejan regusto a huerto, a cultivo no intensivo, a las
verduras que odiábamos de pequeños y que ahora tanto echamos de
menos.
De segundo llegaron las carnes... arrebatadoras pero demasiado intensas para mi gusto. Yo comí una carrillera que estuve merendando toda la tarde y Lidisinthenight unas almóndigas de venado que podrían haber mantenido en órbita a toda la misión del Apolo XIII, incluido el cohete. El resto del equipo peleó con la pluma ibérica, la carrillera con foie y una paletilla de ternansco rellena de verduras en la que sólo se apreciaba medio pimiento rojo. Sinceramente eché de menos un poco de guarnición verde que ayudase a filtrar sabores tan intensos.
Nadie pidió la merluza
de anzuelo, las kokotxas o el rodaballo salvaje pero creo que también
hubieran sido elecciones acertadas. En restaurantes como éstos en los
que la materia prima juega un papel decisivo
es conveniente dar cancha a las recomendaciones del camarero. Si en
muchos sitios éstas suelen ir orientadas a endosar lo que se esté
pudriendo en la nevera, aquí fueron convincentes y complacientes.
Nuestro Cicerone fue Javi, un segoviano orgulloso de Ayllón,
que nos guió con artes de recortador diestro, a través de una carta
extensa, plagada de platos sugerentes. Siempre le agradeceré que nos
recomendara la torrija con no sé qué... ¡tremenda, espectacular! Te lo
dice un salao que normalmente pasa de los postres.
El único "pero", como es habitual, son las
cantidades. No tanto de las carnes, que estaban en su justa medida, como
de los entrantes. Me habría comido una fuente de judías verdes yo
sólo... uno se queda con ganas de un poco más, no todo
el mundo quiere ser Keira Knightley. Si a algún que otro Navarro que yo
me sé le ponen raciones así, a la hora se está comiendo dos McMenús en
la Gran Vía.
En todo caso, el asunto salió por unos cuarenta y pico
euros por cabeza con dos botellas de vino, postres,
cafés y pacharán incluidos. Sólo faltó la cama para echarse la siesta y
fantasear con que en un futuro, que parece cada vez más lejano, una
comilona así esté al alcance de todos (menos de los banqueros... esos
que coman sopas de preferentes en el gulag).
Arnyfront78
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