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miércoles, 20 de febrero de 2013

El Urogallo


El Urogallo Casa de Campo. Lago de la Casa de Campo. Metro: Lago (línea 10)
El Urogallo La Florida. Paseo de la Florida, 16. Metro: Príncipe Pío (líneas 6, 10 y R)
Caña (no hay botellín): 1,70€ (Heineken) de unos 28cl
Tapas: Muy variadas. Guisos de todo tipo que van saliendo de la cocina, paella al mediodía, tortilla campesina con chorizo, picadillo con papas fritas, empanada...
Especialidades: Carnes, raciones abundantes, tostas... 

Web: www.elurogallo.net




Leyendo la página web del Urogallo, en la sección de "Historia", me encuentro con un texto que podría haber firmado el mismísimo Homero describiendo la isla de los lotófagos. En tono épico, incluyendo un mapa críptico de Asturias con un horrible Urogallo que parece que está defecando sobre la zona de Cangas de Narcea, relata la hazaña de unos asturianos que (literalmente): "pensando en los clientes decidieron construir con ladrillo viejo y teja árabe una casita acristalada a pocos metros del lago".  

Era el año 1996 (¡como si hubiera sido hace un siglo!)... conmovedor, ¿verdad?... me recuerda a cuando John Wayne, enamorado de una mujer que no puede tener, construye a lo largo de los años la casa con porche en la que querría envejecer junto a ella (El hombre que mató a Liberty Valance).

Relatar la creación de un restaurante-bar como si fuera una leyenda no sé si engrandece o caricaturiza la empresa. Sobre todo cuando veo la foto del apartado de recursos humanos que muestra a cinco felices y orgullosos trabajadores seguramente encantados con la política de horarios ("amplio horario de 9:30 hasta acabar con el servicio de todas las cenas").
El Urogallo de la Casa de Campo que, según lo expuesto, es para sus dueños lo que fue la tumba de Cristo para los caballeros del Santo Sepulcro de Jerusalén, está situado, todo sea dicho, en un lugar privilegiado. El Lago de la Casa de Campo es un estanque artificial y fétido lleno de carpas mutantes, pero también un lugar apacible, una burbuja de oxígeno para la ciudad. Cualquiera de los antiguos merenderos que allí estaban antes de que yo naciera (a los que podías llevar la tortilla hecha en casa), cuya concesiones pusieron en manos de ambiciosos empresarios para que los transformasen en prósperos restaurantes, es buena elección para tomar una caña. Aunque mejor opción es pimplarse una Mahou, tirado en el césped que acolcha la orilla, a la vera de una chica guapa. Quizá es el Urogallo el que está más alejado del agua, con las ventajas (evitar mosquitos) e incovenientes (el calor) que conlleva. Y sin pudor han invadido con mesas, casetas y quemadores para el frío un espacio que debería ser para los balones y las bicis.
Según el "Señor Urogallo" son especialistas en carnes rojas. Yo creo que no es para tanto. Lo que no están mal son las tapas. Es verdad que las pagas con saña (1,70€ la caña), pero son de calidad. Normalmente son guisos que van saliendo de cocina que no se basan únicamente en la patata. Además, si hay varias opciones, le puedes decir al camareta que mejor esto o lo otro porque te lo va a poner. Con tal de agradar a la clientela cualquier cosa. Le llaman "trato atento y cordial", yo diría incluso servil.
En 2003 pusieron una sucursal en el Paseo de la Florida que no te recomiendo salvo que te guste el contacto pélvico. A media tarde se suele llenar de oficinistas que les pilla de camino a casa, que apuran con los compañeros los últimos momentos de compañía antes de afrontar la cena solos o que intentan rascar algo con la rubia que se ha incorporado al departamento hace un mes. 


Siempre he desconfiado de estos proyectos empresariales que nunca dejan de expandirse, que tienen como meta crear un emporio. Sobre todo cuando, en lugar de abierta y cínicamente como hacen las grandes firmas, nos lo cuelan como un negocio amigable, cercano, casi familiar. Normalmente, detrás de todo ello, suele haber caciques insaciables que antaño fregaron platos. No sirvas a quien sirvió ni pidas a quien pidió.

Arnyfront78




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