IX Feria de la tapa de Madrid (del 9 al 12 de mayo de 2013)
El pasado fin de semana tuvo lugar la IX Feria de la tapa de Madrid y, como era de esperar, un escuadrón de Tabernomaquia se desplazó al Palacio de Los Deportes para cubrir el evento. Para evitar hacinamientos fuimos a última hora del último día, pero con el tiempo suficiente como para gastarnos un buen puñado de rupias de Mahou (hay que cambiar los leuros por fichas para poder pillar la priba y la zampa) y volver al barrio por la M-30 con el "Wild flower" de Los Cult castigando las neuronas supervivientes.
No parece que en nosotros hagan mella las admoniciones del estado, por eso empezamos con unas cañitas para tomar contacto con el ambiente. Eran del tamaño mínimo standard de Mahou (el dedal de unos 18cl), costaban 1€ y había alternativas: el tercio de cinco estrellas y el tercio de negra (ambos a 2€). Como llegamos tarde, el jurado del certamen (la mayoría simpáticos macarrillas que se han convertido en starlets de los fogones) estaba concediendo todo tipo de galardones a los expositores. El de caña mejor tirada se lo llevó Cañada 69, un restaurante de Torrejón de Ardoz que tuvo los huevos de plantarse en la feria con una tapa llamada tartaleta de oreja (una masa de hojaldre con trozos de oreja a la plancha dentro)... buffffff!!!!!
La feria de la tapa en Madrid es una redundancia, Madrid y sus innumerables bares son una feria constante, un homenaje diario al beber comiendo y al comer bebiendo. Es un patrimonio de esta ciudad que deberíamos preservar, rechazando repostar allí donde no te ponen nada para pasar el trago.
En otras partes de España lo más parecido a un aperitivo es el posavasos. Y eso es una pena.
Palacio de Los Deportes de la Comunidad de Madrid. Avenida Felipe II, s/n.
Metro: Goya (líneas 2 y 4)
Metro: Goya (líneas 2 y 4)
El pasado fin de semana tuvo lugar la IX Feria de la tapa de Madrid y, como era de esperar, un escuadrón de Tabernomaquia se desplazó al Palacio de Los Deportes para cubrir el evento. Para evitar hacinamientos fuimos a última hora del último día, pero con el tiempo suficiente como para gastarnos un buen puñado de rupias de Mahou (hay que cambiar los leuros por fichas para poder pillar la priba y la zampa) y volver al barrio por la M-30 con el "Wild flower" de Los Cult castigando las neuronas supervivientes.
Parece ser que entre 30.000 y 40.000 personas se han
puesto finas durante todo el finde sobre la pista de basket. En teoría este tipo de certámenes ayudan a promocionar los bares y restaurantes
que ponen caseta en el sarao, pero yo no estaría tan seguro... no sé si es porque poner un stand cuesta
un pastizal o porque la repercusión real de este tipo de verbenas no lleva aparejado un incremento
posterior de clientes, pero algunos de los peces gordos de la hostelería
madrileña, que estuvieron presentes en pasadas ediciones, no han
repetido. De lo que sí estoy seguro es que la gran beneficiada es Mahou,
la empresa organizadora. Desconozco cuántos litros
de birra han caído, pero si todo el mundo bebió lo que nosotros andaría
por unos 100.000. Supongo que no han sido tantos. Había también bastante
gente dándole a la sin alcohol y a los zumos de Solán de Cabras. ¿Será
que empiezan a surtir efecto esas hipócritas
advertencias impuestas por las autoridades sanitarias ("Mahou recomienda
el consumo responsable"), con las que unos y otros (la industria del
alcohol y el gobierno) se pueden lavar las manos ante la opinión
pública?
No parece que en nosotros hagan mella las admoniciones del estado, por eso empezamos con unas cañitas para tomar contacto con el ambiente. Eran del tamaño mínimo standard de Mahou (el dedal de unos 18cl), costaban 1€ y había alternativas: el tercio de cinco estrellas y el tercio de negra (ambos a 2€). Como llegamos tarde, el jurado del certamen (la mayoría simpáticos macarrillas que se han convertido en starlets de los fogones) estaba concediendo todo tipo de galardones a los expositores. El de caña mejor tirada se lo llevó Cañada 69, un restaurante de Torrejón de Ardoz que tuvo los huevos de plantarse en la feria con una tapa llamada tartaleta de oreja (una masa de hojaldre con trozos de oreja a la plancha dentro)... buffffff!!!!!
En cuanto a la tapa ganadora de los 3.000€ del
primer premio ha sido "Socarrat 2013" de Le Pain Quotidien (C/Serrano 27
y C/Fuencarral 95). Tiene nombre de recopilatorio de techno valenciano
pero parece que es una especie de paella
posmoderna en la que ninguno de sus ingredientes está donde debería.
Nosotros apostábamos por la segunda propuesta del ganador: la McSepia...
imagínate un whopper
que no tiene carne, lechuga, tomate, pepinillo,
cebolla, mahonesa ni ketchup, sólo una sepia cariacontecida y
aromatizada con una especie de forraje para ganado. Como sólo las
aberraciones culinarias con nombres descabellados ganan este tipo
concursos podías encontrar toda clase de frikadas: ostras vegetales,
Chaskitos, Casimiros, Gildas, mar y granja, callos madrileños siglo XXI e
incluso la autoproclamada "la mejor croqueta del mundo" (!con dos
cojones!).
Pero junto a los caramelizados, las espumas, las mousses
y las putas reducciones de Pedro Ximenez se podían encontrar tapas
sencillas e inteligibles que eran a por las que se lanzaba la peña. Yo
no sé si el "Socarrat 2013" tuvo mucho éxito, pero sí presencié las
colas que esperaban trincar la monumental chapata
de chorizo frito con pimiento verde de "El españolito" y la chapatita de
calamares a la romana con salsa delicia de "Las ventas de Getafe". Al
final, el español... burra grande ande o no ande.
Hay quien echó de
menos la presencia en el evento del Boñar, Los
Amigos, Los Enemigos, Pepe El guarro y El Tigre del norte con sus
propuestas gastro-fecales. Otro año será.
La verdad sea dicha, nosotros bebimos más que
comimos. Probamos una hamburguesa grande pero ramplona (la hamburguesa
Ino´s), unas carrilleras de ternera muy bien estofadas, una tosta de
lomo y queso, una flor de champiñón con huevo en cascada,
una especie de pollo frito adobado que parecía la rama de un árbol, dos
"pasiónes por el chocolate" de postre y, por supuesto, la croqueta punky
de la sidrería Carlos Tartiere. Menciónes especiales para ésta última por el
desenfreno de sus camareros (afónicos, exaustos...
lo estaban dando todo literalmente), para el gran jefe emérito del
restaurante Lateral que, como fin de fiesta, se lió a poner cañas gratis
a diestra y siniestra, y para los chavales del staff que curraron sin tregua
(aveces demasiado precipitados llevándose los vasos antes de apurarlos) durante los cuatro días.
Negativo... cuando estás borracho no ves nada negativo, la ebriedad no percibe aristas. Quizá dos peros... el desagradable flyer de La vaca Picada con la imagen de una hamburguesa que parece
hecha con carne de Auschwitz y un disc jockey que merecería estar en esa hamburguesa.
La feria de la tapa en Madrid es una redundancia, Madrid y sus innumerables bares son una feria constante, un homenaje diario al beber comiendo y al comer bebiendo. Es un patrimonio de esta ciudad que deberíamos preservar, rechazando repostar allí donde no te ponen nada para pasar el trago.
En otras partes de España lo más parecido a un aperitivo es el posavasos. Y eso es una pena.
Arnyfront78
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