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miércoles, 1 de mayo de 2013

El Picoteo de Malasaña

C/ Manuela Malasaña, 7
Metro: Bilbao (Líneas 1 y 4)
Botellín: 1,50 (Mahou)
Grifo de Amstel
Tapas: Canapés y unas cuantas aceitunas.
Especialidades: Rabo de toro, setas a la plancha, huevos rotos con jamón, parrillada de verduras, solomillo con foie, chipirones rellenos, pulpo a la gallega...
 Menú por 10€ 



Cambios. El Picoteo de Malasaña está en estado de pupa, es decir, en proceso de larva a imago... o al revés. Ya no es chicha ni limoná, ni ibérico ni paletilla, ni bodeguilla costumbrista ni calcomanía del MOMA, ni acogedor cenáculo de actores como era antes ni un elegante modernódromo como pretende ser. Las medias tintas siempre conducen al desastre. De hace más de año y medio a este tiempo se aprecia que la transformación del local ha sumido al Picoteo en un limbo desconcertante, algo así como si una exposición de BANNI fuese ejecutada con materiales del Leroy Merlin. ¿Está bien para tomarse una caña?... sí. ¿Pero lo elegiría teniendo en cuenta la oferta de la zona?... no. El euro que costaba el botellín de Damm hacía aceptable lo que ahora no lo es por 1,50€ (aunque sea Mahou); es decir, una tapa biafreña (siguen con el cenicero de aceitunas y los canapés de fe). Además, si las cañas fueran más pequeñas habría que lamerlas.  
 
¿El servicio?... bien, igual que antes. Camareros jóvenes y exóticos; pero en esto no soy muy fiable. A mí suele bastarme con no saber que el camarero se acaba de medir el diámetro del pene con mi vaso. ¿La comida?... pichí-pichá... hay fervientes partidarios de las manos del cocinero (sobre todo cuando hablan del menú del día que cuesta 10€), pero también hay otros que, por lo que pagaron eligiendo a la carta, les gustaría verlas amputadas por alguna sharia culinaria. La conclusión lógica que se puede extraer es que el valor de lo que hay en el plato oscila entre los 10€ de la satisfacción y los 25€ de la indignación. 
 
Y poco más... que volvimos a ver qué tal y nos fuimos pensando que, en lugar de adaptar la máxima Lampedusiana puesta en la boca del ambicioso Tancredi Falconeri: "Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie", deberían asumir que, a veces, para cambiar algo es necesario no cambiar nada. 
 
Arnyfront78



 Texto antiguo (1-5-2013):

No es habitual que los dueños de los restaurantes y bares de Madrid salgan a posar cada vez que un famoso visita su establecimiento. Me resisto a creer que en cada sitio en el que Enrique San Francisco se abastece le saquen una instantánea para prestigiar el asunto. De ser así tendríamos fotos suyas por todos los bares de la ciudad. Pero hay determinado perfil de hostelero que, rozando la psicopatía, empapela su local, de arriba a abajo, con fotos de políticos, empresario, misses, narcos y cualquier persona que sea merecedora de figurar en tan delirante hall of fame

El dueño del Picoteo de Malasaña, al que no tengo el gusto de conocer, está trabajando en ello. Decenas de fotos de actores penden de la pared encima de las mesas. No te quedan más cojones que comer vigilado por la Cantudo, Faemino y Cansado, Beatriz Carvajal (que hacía de una simpática lumi tartaja llamada la Loli en el "Un, dos, tres") y multitud de actores más que, al trabajar en el teatro Maravillas, que está justo enfrente, se han pasado a soplar y yantar por allí y, de paso, han echado una firmita a su foto en honor a los callos con garbanzos o el  salmorejo del cocinero. Aún así parece más comedido o cabal que Parrondo y ha posado con la star de turno en una de cada cuatro fotos. Todo esto me recuerda a una película de Fellini llamada "La ciudad de las mujeres" en la que Mastroianni se topa con un egomaníaco que tiene una especie de santuario con las fotos de todas las mujeres que se ha ido tirando a lo largo de los años con un dispositivo debajo de cada una de ellas que reproduce los gemidos que hacían durante el coito. 

Parece que todas estas prima donnas de los fogones prefieren obviar la máxima de Rilke que dice que la fama es la suma de los malentendidos que se reúnen en torno a un hombre. 
Otro clásico de orgullo hostelero es trufar el local con medallas, copas y títulos gastronómicos. Desconozco si el Picoteo tiene alguno; lo que sí tiene enmarcada es una reseña del Metropoli, el suplemento de ocio de El Mundo, con un titular enigmático: "casero con nombre oriental". ¿El picoteo de Malasaña un nombre oriental?... una de dos, cuando escribieron la reseña tenía otro nombre o el columnista estaba de absenta. Lo de casero es verdad, el menú que cuesta 10€ lo es. Los currelas que sobre la hora de comer ocupan mesa dan fe de ello. 
Estuve por allí el pasado día de San Valentín. Lo que más se acercaba a seres enamorados era un hombre muy mayor besando a unos huevos rotos. El resto eran grupos de chavales cañeando y el Totenham Hotpurs vs Olympique de Lyon silenciado por la charla abrasiva de novios que relacionan el amor con las letras de Bon Jovi y con el dinero que se gaste su pareja en regalos.

Las opiniones del personal vertidas en internet respecto al sitio son controvertidas, desde que las tapas son grandes y la carne de ciervo espectacular hasta que han servido una sepia en mal estado. No me fío de unas ni de otras. El volumen de clientela suele ser un criterio más fidedigno a la hora de juzgar un sitio que las experiencias iluminadas del personal. El sitio me parece neutro, ni muy acogedor ni perturbador. Los camareros son jóvenes, atentos y sin manías de perro viejo pulgoso. La tapa es muy cortita, pero pasable teniendo en cuenta que el botellín cuesta 1€ (pinchito de morcilla y unas olivas). Lo único inaceptable es que parecía que el botijo había sido incubado bajo la huevada del camarero... alarmantemente tibio. Puede ser que los metiesen a enfriar hacía poco pero eso hay que avisarlo. Eso no se le hace a un alcoholíparo.

Arnyfront78

2 comentarios:

  1. Hace unos pocos días estuve cenando con mi pareja en el picoteo de malasaña y la atención del personal fue muy buena, su comida esta basada en raciones la mayoría y he de decir que tenían un buen tamaño! Y estaban muy ricas, la atencion del personal y su comida nos hicieron disfrutar de una gran cena, sin duda recomiendo el restaurante para cenar, comer o unas buenas cervezas entre amigos, un saludo Elisa FFernández

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  2. Patético lugar, calidad pésima, el servicio deja mucho que desear y los propietarios prepotentes e incompetentes, hacen de este bar un sitio para no volver.

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