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martes, 2 de julio de 2013

El Balcón de Griñón

Paseo Puerta del Ángel, 4
Metro: Lago (Línea 10)
Caña y botellín: 1,20€  Tercio: 1,70€. Copa de cerveza en la terraza: 2,30€. El grifo y el cristal son de San Miguel.  
Tapas: Ensalada campera, boquerones en vinagre, tortilla,  patatas con pomada, canapés, ensalada de pasta....
Especialidades: Los pescados y carnes, el pulpo y el lacón a la gallega, los ibéricos...
Menú del día por 7,90€ (4 primeros y segundos a elegir). Menú especial por 14,90€.
Salón de banquetes para celebraciones.


 Hace ya muchos años, más de los que juraría que han pasado, mi tía Raquel se presentó en cá de la agüela María con participaciones de lotería de navidad de A´Casiña, un restaurante gallego situado en el vestíbulo de la Casa de Campo. Mi abuelo echó un vistazo a los números a los que el mesón había jugado. Todos acababan en 36, 37, 38 y 39. Coincidían con fechas claves para la victoria del bando nacional en la Guerra Civil Española (el día del alzamiento, el asedio a Teruel, la Batalla del Ebro, el triunfo sobre Madrid...). 

 Súbitamente enrojeció de ira. Excombatiente del bando nacional, aun siendo un crío, se apuntó a la guerra  como el que va al Portaventura. Tuvo que disparar su Mauser contra otros chavales como él, distantes de la envergadura real de una guerra. No hablaba de ello, pero la amargura estaba enquistada. A pesar de formar parte de los vencedores, no quedaba en él ni un ápice de condescendencia para con aquellos que habían instaurado la coacción, el miedo, la delación y  la represalia como rasgos fundamentales de la convivencia entre españoles durante cuatro décadas. La lotería no tocó. Hubiera sido una recompensa demasiado cínica, pero mi desprecio, desde entonces, hacia aquellos que hacen chistes ensangrentados al calor de eructos de cantina, ha ido in crescendo

Nunca pisé por A´Casiña a pesar de que, en el hall of fame del garito, tenían una foto de Loreto Valverde con abrigo de astracán. Durante años he pasado por delante de ese amenazante caserón que es el Pazo de Pontevedra (vestigio bien conservado de la antigua Feria del Campo de Madrid), camino del Lago de La Casa de Campo para hacer el Test de Cooper en la hora de gimnasia, sin deparar en sus sólidos muros, salvo cuando una comitiva nupcial, a las puertas del restaurante, requería mi atención.

 A´Casiña y la mayoría de restaurantes afamados que jalonan la Avenida de Portugal (El Currito, La Pesquera, Araceli, José Luis....) han vivido y viven a espaldas del barrio. La mayoría son salones para banquetes con precios prohibitivos, de ahí que los nativos del Paseo de Extremadura no pisemos mucho por allí. Los 40€ por barba no te los quita nadie y la cosa, a este lado del río, está como para comprarse un sedal y ponerse a pescar carpas. Pero A´Casiña cerró y, en su lugar, una empresa familiar con más de 30 años de experiencia hostelera en las inmediaciones de la capital (Parla, Getafe y Griñón), se ha instalado en el Pazo y ha emprendido una política agresiva de precios contra el rancio establishment de hosteleros de hoja perenne. 

Las cañas y botellines estaban a un euro hasta hace una semana, los tercios a 1,70€ y, en su amplia terraza, las copas de cerveza cuestan 2,30€. Han reventado los precios oligopólicos de los menús de la zona bajándolo a 7,90€. Se puede elegir entre 4 primeros y  4 segundos. Además la carta ofrece raciones, carnes y pescados a precios moderados. Recientemente celebraron una semana del pescaíto frito con calamares, boquerones, bienmesabes... a 1€ el plato. No pudimos resistirnos a pedir unos mini-krakens tiernos y bien rebozados que parecían chopitos. Pero en cuestión de días la cerveza ha subido a 1,20€ y, de aperitivo, nos sacaron una ensalada campera  que hablaba cinco idiomas y unos canapés que podrían servir de empaste dental. Así que lo pongo en cuarentena en espera de ver si el botellín tiene un precio estable o cotiza en el Nasdaq


 Si continúa como hasta hace poco, El Balcón de Griñón podría ser un ejemplo de cómo se puede ofrecer calidad a precios populares en un entorno privilegiado. Pero si la táctica de precios asequibles sólo ha durado lo que tarda Nick Nolte en matarse un quinto y, al final, acaban poniendo el menú a precios de Zalacaín, le van a ir dando por el culo como me llamo Arnyfront78. 
 
Ésta va para todos los de la zona y para los que se sientan aludidos... ya está bien de hacernos creer que, cuanto menos cantidad haya en el plato y más dígitos tenga la cuenta, mejor es la comida. No estaría mal releer "El traje nuevo del emperador", ese cuento sobre dos bribones que cosieron, para el rey, un traje que nadie veía pero todo el mundo veneraba. 
Así es la hostelería de élite: puntadas de hilo invisible con espumas de ausencia. No me extraña que estemos estreñidos.

Arnyfront78


3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. todo lo que dicen estotal mente mentira,el servicio es pesimo ,todo esta muy sucio,no volveria alli

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