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domingo, 9 de junio de 2013

El Greco

C/ Blasco de Garay, 20
Metro: Argüelles (Líneas 3, 4 y 6)
Caña (no hay botellín): 1,40€ (Amstel). Caña pequeña. También tienen grifo de Paulaner y de vermut Iris.
Tapas: empanada, gambas con gabardina, canapés varios (morcilla, chorizo...), pincho de encurtidos, triskis, avellanas, aceitunas, patatas fritas con boquerones en vinagre o con ensaladilla...
Especialidades: empanada, tostas, jamón, queso, boquerones en vinagre, conservas, encurtidos...



Una tarde de domingo primaveral y húmeda...
Las calles de Chamberi que repliegan hacia Argüelles expiran las últimas horas del fin de semana con síntomas de hipoxia: calles vacías a pesar del buen tiempo, cierres oxidados de tiendas anacrónicas, ancianos a los que se les marca la calavera, niños y balones que juegan en el salón de casa... un paisaje urbano en blanco y negro tan decadente como el abolengo del Príncipe de Salina aferrado al esplendor de un pasado necrófago. Estamos perdidos entre vías trazadas en perfectas paralelas y perpendiculares, flanqueando árboles que tienen las copas grises de tanto inhalar carbono, desmoralizados porque, por un momento, vuelve a hacer frío en mayo. 

El único amparo lo ofrecen los bares que se resisten a cerrar el día del Señor. Uno de ellos es El Greco. Taberna con solera que, entre semana, recibe un aluvión de oficinistas de la zona ávidos de alcohol y espuma, y que los domingos deviene en hogar del pensionista sin servicio de peluquería. Paredes vino tinto a media altura, techo inalcanzable, caos ornamental, clientela que sigue viva por la fuerza de la costumbre y una barra de mármol, robusta como las de antes, en la que da gusto acomodar el peso del cuerpo sobre el antebrazo para buscar la mejor de las posturas que se puede lograr estando de pie. 

 También hay numerosas mesas, más de las que suelen encontrarse en un bar diáfano como éste. A medio camino entre bar y tasca; sin llegar a ser mesón, pero haciendo guiños al exhibicionismo de manjares que los caracteriza. Pantalla de televisión a diestra y siniestra para ver el partido los días que hay futbol (que suelen ser todos). Pero ha acabado la liga y está puesto el canal de los 40 Principales. Nadie hace ni puto caso a Coque Malla que, en el programa Gen 40, explica, a través de las canciones que han marcado su vida, cómo es él. Aboga por Chuck Berry, Dylan y por esa belleza llamada Patti Smith. Pero la conclusión, demoledora, es que quien le pone cachondo es Britney Spears. No puedo estar más de acuerdo. Ponen el vídeo de "Toxic"  y los abuelos levantan por primera vez la vista que tenían clavada en el chato. Y piensan: "¡Dios mío, dáme fuerzas, tráeme una jamelga así y déjame morir erecto!".

Las señoras, peinadas con volúmenes inconcebibles que camuflan la cartulina, hablan de sus cosas, de amables menudencias: de nueras aviesas y enfermedades crónicas. Dan sorbitos al vino y esperan a que pase la tarde sin anginas de pecho ni incontinencias. Algún que otro adiós revela la importancia de las despedidas a según que edades: "Si mañana amanece para mí o para el resto nos volveremos a ver en la mesa de siempre. De lo contrario... ha sido un placer". También hay jubilados de última hornada luciendo jerseys acanalados que disimulan la flacidez. Disfrutan en los bares de un retiro que pinta idílico mientras el sistema de pensiones no quiebre. Se toman un vermut con el radar activado... la inacción crea cotillas. 

 A un lado y otro van cañas, dobles, tostas y algún que otro gin-tonic acompañado de almendricas. Se dan billetes al camarero y regresan platillos con las vueltas. Y por un momento parece que el dinero está ahí, que pudiera volver a fluir con la misma facilidad con la que cambiaba de manos hasta hace poco, que la tormenta fuese a escampar en breve. 

Hasta que empieza el telediario y abre con Bárcenas y sus colegas compareciendo en sede judicial, dando la alternativa macabra a las colas de desempleados que hacemos el capullo en las puertas del INEM, y no me queda otra que esbozar una amarga sonrisa por este país lleno de canallas que nos pide paciencia  a los que hemos empezado a comernos los mocos.

Arnyfront78

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