Metro: Alfonso XIII (línea 4)
Botellín (Amstel): 1,25€
Caña (Alhambra): 1,20€
Tapas: Croquetas yempanadillas congeladas, papas bravas, paella...
Especialidades: Papas al ajillo,papas bravas, tortilla de patata, oreja, callos, boquerones en vinagre, calamares, chopitos, mejillones...
En esa tesitura se encuentra El Baco, primer bar tras pasar el arco detector de metales del Registro civil de la calle Pradillo. Nuestra visita a este barracón con inusitada raigambre es, por tanto, mera consecuencia de una tortuosa mañana burocrática. Para que os hagáis una idea, quienes nunca halláis tenido la suerte de pasar una o varias mañanas tramitando lo intramitable en el Registro Civil, deciros que se aproxima bastante a "la casa que enloquece" de "Las doce pruebas de Asterix." Esa surrealista búsqueda de la mítica forma A-38, lucida sátira de los perversos mecanismos (la burocracia) que el estado interpone entre él y los ciudadanos para hacer a éstos ininteligible el ejercicio de la gestión pública, la viven cada mañana todos aquellos que acuden allí para casarse, dar de baja a sus difuntos, cambiar de sexo o cambiar su actual nombre por el de "Stalin de todos los santos".
Pero, sin negar su analogía con un frenopático, una comparación más ajustada sería la de aquellas ventanillas siniestras y desangeladas que veíamos en las películas yankees de los ochenta en las que una cola de losers esperaba con resignación mendicante que una funcionaria gorda les tramitase la prestación social que la gracia del estado dispensa. Parece que la corriente neoliberal que, durante el mandato de Reagan redujo la dotación económica de la administración norteamericana para intentar reducirla a un kiosko de pipas, se impone poco a poco en España. Así, donde antes trabajaban diez funcionarios , de los cuales seis estaban desayunando, sólo han quedado dos que se turnan para escaquearse. Y, sin embargo, el alud de trámites, polizas y formularios a rellenar no ha menguado. ¿Qué se persigue con todo esto?... el evidente colapso del sistema para disuadir a los ciudadanos de que ejerciten sus derechos civiles en los términos que contempla la ley.

En deifinitiva, mucho tiempo esperando que aprovechamos para ir a desayunar. El Baco es un bar ignoto que, no obstante, guarda cierto encanto gracias a lo desfasado que está. No sé si esa inadaptación al presente es fruto de una deriva errática o de una intencionalidad reaccionaria... lo mismo da... el resultado no puede ser más estimulante... pinchos de tortilla sobre hules estampados, cafés con madalenas, prensa deportiva, láminas compradas al peso en el Rastro, posters de la selección española, ofertas de copazos de Terry y Magno y un sabio aviso a navegantes: "Si quieres vivir en paz deja a tu mujer mandar". En todos y cada uno de los rincones del bar queda clara la impronta añeja del barman... un tipo lacónico, resuelto en sus acciones, de mirada esquiva y voz templada... con edad como para jubilarse por segunda vez.

Arnyfront78
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